Los amplificadores son circuitos electrónicos que amplifican (aumentan) una señal, en general demasiado débil para ser utilizada de manera óptima, con el objetivo de conseguir una señal de salida mayor que la original.
En los amplificadores de sonido, el esquema básico consiste en captar la señal de un instrumento (o la de un micrófono) para aumentarla y obtener un sonido mayor que pueda dirigirse hacia un canal de salida (altavoces) y se escuche de manera más efectiva.
Los amplificadores de sonido se conocen también como etapas de salida, de ganancia, o amplificadores de potencia.
✽ ¿Qué es la ganancia?
Definimos «ganancia» como el incremento de un valor, en términos absolutos, respecto del valor original. En los amplificadores de sonido la ganancia es la relación entre la señal de salida que obtenemos y la señal de entrada original.
Breve historia de los amplificadores
El primer amplificador fue desarrollado por el inventor estadounidense Lee De Forest a principios del siglo XX. Inicialmente, fue concebido como un tubo de vacío triodo (que más tarde daría paso a las válvulas), y se convirtió en un elemento esencial para las primeras radios de onda media (radios AM).
Sin embargo, a pesar de su prematura aparición, fue necesario esperar hasta el desarrollo tecnológico conseguido con la segunda guerra mundial, para que los amplificadores de sonido se convirtieran en elementos esenciales en el mundo de la música.
⇒ Tras el auge de la tecnología, a finales de la década de los 40 se desarrollaron los amplificadores de válvulas. Su concepto cuajó muy rápido entre los profesionales del mundo de la música, ya que ofrecían una alta calidad de sonido y, dado que las válvulas eran generalmente asequibles, un precio de fabricación y adquisición altamente competitivo.
Pero la tecnología no detenía su avance y ya alcanzada la década de los 70 aparecieron los primeros amplificadores basados en transistores de silicio en lugar de válvulas, sentando las bases de lo que serían, años después, los amplificadores de uso generalizado: los amplificadores de transistores.
Amplificadores de válvulas vs transistores
Inicialmente, los amplificadores de sonido se fabricaban mediante válvulas, y no fue hasta bien entrada la década de los 60 cuando aparecieron los primeros amplificadores de transistores.
Pero algunos de los inconvenientes de aquellos amplificadores a válvulas eran su peso y el espacio ocupado. Con la llegada de los transistores, se redujo considerablemente el peso y, dado que la tecnología de los transistores permitía elementos más pequeños sin perder ninguna parte de su eficacia, necesitaban un espacio menor, de modo que en este sentido ya ganaban por goleada.


Actualmente, las desventajas que suponen el mayor peso y espacio siguen siendo características de los amplificadores de válvulas, contando, además, con un mayor mantenimiento frente a los de transistores, y al hecho de que las válvulas necesitan alcanzar cierta temperatura para que el amplificador funcione en un estado óptimo.
⇒ Desde un punto de vista objetivo, considerando ventajas e inconvenientes, podríamos pensar que los amplificadores de válvulas llevan consigo el lastre de todos los inconvenientes derivados de sus características. Sin embargo, su uso sigue siendo plenamente aceptado. Entonces, ¿cuál es el motivo de que a día de hoy sigan vigentes?
Aunque cabe decir que los avances tecnológicos han permitido un gran salto cualitativo de los amplificadores de transistores, emulando el sonido que ofrecen los de válvulas e incluso añadiendo ciertos efectos y parámetros sonoros, la razón por la que los amplificadores de válvulas siguen todavía hoy vigentes está en su gran calidad sonora, llena de matices, con un sonido limpio y lleno de carácter. Por ello, siguen siendo la opción preferida por un gran número de guitarristas profesionales.
Por último, podemos mencionar los amplificadores híbridos, que integran transistores y válvulas en mismo dispositivo, permitiendo el uso de ciertas ventajas de uno y otro sistema.
Ventajas y desventajas
Válvulas | Transistores |
---|---|
Son más voluminosos y pesados | Su volumen es menor y no condiciona la calidad del amplificador |
Su precio no es económico | Pueden adquirirse buenos amplificadores con un precio razonable |
Son más difíciles de transportar, dado su mayor tamaño | Portabilidad insuperable |
Necesitan alcanzar cierta temperatura para funcionar de manera óptima | Buen rendimiento desde el primer momento |
Gran calidad sonora, con un sonido pleno, lleno de matices, muy limpio y con carácter | Aunque con buena calidad general, su sonido es inferior al que ofrecen los amplificadores de válvulas |



Los elementos de un amplificador
Los amplificadores de sonido cuentan con tres elementos diferenciados: preamplificador (o previo), etapa de potencia y altavoz.
Una vez conectamos el jack de nuestro instrumento al amplificador, la señal llega hasta el pre-amplificador, donde será procesada para añadirle la ecualización o los efectos deseados. Pero los pre-amplificadores no suministran suficiente potencia para enviar la señal a los altavoces, de modo que necesitamos aquí una etapa de potencia que pueda convertir en voltios los minivoltios que proporciona el pre-amplificador. Esta última señal, ya potenciada, llega entonces hasta el altavoz, que nos permitirá escuchar el sonido.
Los tres elementos que integran un amplificador pueden distribuirse de otras 3 maneras distintas. Así, obtenemos 3 patrones diferentes de amplificador: combo, stack y rack
◎ Amplificador Combo: esta clase de amplificador tiene todas las partes integradas en un único aparato. Las ventajas de este sistema radican en un menor peso, una mayor portabilidad y un conjunto más compacto. Si te mueves mucho y necesitas llevar de un sitio a otro tu amplificador, sin duda un sistema combo es un candidato a tener en cuenta.
◎ Amplificador Stack: el sistema añade un segundo cuerpo donde se encentra integrada la electrónica, separándola del bafle. De este modo permite conectar un mismo cabezal a diversos altavoces, lo que redunda en una mayor versatilidad, aunque aumente el peso del conjunto y su portabilidad se vea condicionada, respecto a los sistemas combo.
◎ Amplificador Rack: este sistema se caracteriza por tener por separado cada uno de los elementos, el previo por una parte, la etapa de potencia por otra, y finalmente el bafle en un elemento igualmente separado. Ello favorece la personalización del conjunto, adaptando cada uno de los elementos a las necesidades que tenemos. Su principal desventaja es el alto coste de adquisición y una portabilidad muy reducida. Básicamente, se utiliza como sistema de conciertos, donde existen equipos de apoyo que trasladan los sistemas. Como ventajas, podemos mencionar su gran versatilidad y personalización del sonido a gusto del intérprete.
Si quiero utilizar un amplificador, ¿cuál es su potencia adecuada?
Lo ideal, como casi siempre, es lograr un cierto equilibrio entre las necesidades que cubren tocar en un local de ensayo o en nuestra casa y aquéllas necesarias para hacerlo en directo (teniendo en cuenta que en ese directo podemos necesitar cubrir un área medianamente grande)
Pongámosle cifras a todo esto: un equilibrio ideal sitúa en unos 50 vatios la potencia necesaria de amplificador a válvulas y unos 80-100 vatios de uno de transistores, si queremos tocar en directo. Si vamos a hacerlo en nuestro hogar con unos 5 vatios para los de válvulas y una potencia en torno a los 15-20 vatios para los de transistores tenemos más que suficiente.
Aparte de la cifra “en crudo”, debemos considerar una serie de factores a la hora de elegir nuestro amplificador. Tomando como punto de partida los 50 vatios, hay que tener en cuenta, además, el tipo de amplificador.
Si es de válvulas, con un mismo número de vatios obtendremos un sonido más nítido y con mejor respuesta. Por tanto, la diferencia sonora respecto a los de transistores será evidente aunque nos movamos en un entorno de 40-50 vatios de potencia (de ahí que los vatios en un amplificador de transistores deban ser algo más elevados)
⇒ Los amplificadores de válvulas sólo rendirán debidamente al máximo de su potencia, así que debemos asegurarnos de que la potencia que adquiramos encaja con aquella que realmente vamos a necesitar, ya que si va a funcionar habitualmente a un 50%,o incluso a un 20% de su potencia total, no obtendremos todo el rendimiento sonoro de que es capaz el amplificador.
Por último, señalar que nuestro modo de tocar condiciona los vatios necesarios, ya que cuanto más “cañeros” seamos con nuestro instrumento mayor número de vatios serán requeridos para ofrecer una respuesta adecuada.
Resumiendo
- Un buen punto de partida son los 50 vatios, para tocar en directos y unos 10 vatios si vamos a hacerlos en nuestra casa.
- 50 vatios en válvulas rendirán más que esa misma potencia en transisteores.
- La potencia necesaria debe ir acorde al lugar donde vamos a tocar habitualmente.
- Tomar como referencia, a ser posible, el espacio al aire libre en el que podríamos tocar (si nuestra intención es hacer directos).