En líneas generales, los criterios a considerar para evaluar cuál de aquellos instrumentos que siempre hemos tenido en mente a la hora de fantasear en convertirnos en intérpretes sería nuestro instrumento ideal son los mismos que los que podemos plantearnos a la hora de seleccionar un instrumento destinado a la formación musical de un niño. Puedes leer el artículo del blog en el que hablamos de la elección del instrumento para niños clicando aquí.
A modo de breve resumen, podemos establecer los siguientes criterios básicos:
- Conoce los límites de tu cuerpo y acéptalos como principio básico para enfrentarte al aprendizaje eficaz de un instrumento.
- Determina los rasgos más importantes de tu personalidad. Los rasgos más relevantes de tu carácter te ayudarán a encajar mejor con un instrumento determinado.
- Ten en cuenta tus recursos económicos.
- Estudia la oferta existente tanto de formación musical, como de adquisición del instrumento y adecuarlos a tus posibilidades para evitar futuras frustraciones.
- Busca el asesoramiento de un experto, quien sin duda te ayudará a clarar todas aquellas dudas que puedan estar frenando la toma de decisiones.
- Ten en cuenta tus gustos musicales.
Pero a la hora de enfrentarnos a la decisión de elegir el que será nuestro instrumento ideal, nuestra condición de adultos nos permite considerar ciertos factores desde algunos ángulos todavía inexplorados.
Así que, ¿por qué no ir un poco más allá y ahondamos en algunas perspectivas que quizá no habías tenido en cuenta todavía?
Una de las emociones más auténticas que podemos experimentar los adultos es la de dar ese salto hacia lo desconocido que implica adquirir los conocimientos de una disciplina de la que no sabemos prácticamente nada.

Entonces iniciamos un camino que nos revelará facetas hasta ahora ocultas de nuestro yo auténtico, manifestándose de manera genuina nuestra verdadera pasión.
Esa es, quizá, alguna de las emociones que podemos experimentar a lo hora de decidir “ser” músicos y “tocar” música, bien sea para un público entregado, o para nosotros mismos, encerrados en la intimidad de nuestro hogar y absortos en la alegría que nos genera tocar de verdad un instrumento.
Sin embargo, antes de todo eso, debemos aceptar el hecho de que, tal vez, no tenemos todavía muy claro cuál es el mejor instrumento musical para convertirnos en “músicos”, cuál de aquellos que nos han llamado la atención, y a los que llevamos un tiempo echándoles el ojo, es el mejor para iniciarnos.
En ese caso, ¿cómo podemos evitar caer en una parálisis de decisión por el exceso de dudas?
Que no cunda el pánico. Si aún no te has decidido, seguramente algunos de los siguientes consejos te serán de utilidad. Tan sólo sigue leyendo.
1. Sueña que ya eres un reputado intérprete. ¿Cómo te sientes con uno u otro instrumento?
En algún momento, no hace tanto tiempo, tu cerebro adulto decidió dejar atrás esa fabulosa imaginación infantil que pobló durante tantos años todas tus elaboradas fantasías. Ese es el modo natural en el que todos apostamos, sin saberlo (y a veces sin quererlo, realmente) por dejar atrás nuestra infancia para declararnos plenamente, y de un modo definitivo, como adultos.
Pero la capacidad de imaginar, aunque no lo creas, permanece intacta dentro de ti. De alguna forma encuentra el modo de resistir a esos “impulsos de madurez”, y permanece agazapada en alguna parte de tu interior, a la espera del momento oportuno en el que volverás a querer ser, de un modo u otro, como cuando eras un niño.
Por ello, será sumamente sencillo ahora volver a recuperar esa parte infantil que alguna vez tuviste. Porque si amas la música, ninguna de aquellas emociones que experimentaste a lo largo de tu niñez ha desaparecido. Así que sonríe, cierra los ojos e imagina… fantasea que tienes ante ti el instrumento al que no puedes dejar de dedicar la mayor parte de tus pensamientos. Sueña que eres un reputado intérprete. Imagina un auditorio repleto de público bailando al son de la melodía que interpretas. Deslízate hacia las sensaciones efervescentes que son el delicioso fruto de los aplausos de quienes han acudido a escuchar tu música. Son emociones increíbles, ¿verdad?
¿Qué instrumento tienes en ese momento en tus manos? ¿Con cuál estás haciendo vibrar a todo el público, que te devuelve acrecentada esa misma energía que tú has dejado caer sobre él mientras tocabas… qué instrumento?
Es tu sueño, es el fruto de tu propia imaginación. Así que no hay límites. Imagina, sueña… siente.
Ese es, exactamente, el mágico encuentro con el mundo de la música.

2. Evalúa tus verdaderas pasiones.
No es sólo que te guste, debe ser una verdadera pasión.
Aprende a diferenciar entre gustos, deseos y pasiones. Lo verdaderamente fundamental radica en el hecho de que la pasión invade por completo tu vida. Le da un sentido. Adquiere formas hasta ahora desconocidas y te acerca a la felicidad.
Necesitas viajar a tu interior y descubrir cuáles son tus verdaderas pasiones, más allá de lo que simplemente te gusta; más allá de lo que sólo deseas, pues el deseo se calma una vez has conseguido tus objetivos. La pasión, sin embargo, nunca cesa. Siempre está ahí, siempre permanece contigo.
De modo que, conoce hacia dónde apuntan tus verdaderas pasiones. ¿Qué cambiaría por completo el sentido de tu vida y le daría un significado más pleno?
Quizá en la respuesta encuentres señales que marcarán cuál podría ser ese instrumento elegido.
3. Ten presente qué quieres expresar
Como cualquier ser humano tienes emociones que deseas expresar y sacar de tu fuero interno. Tal vez hay cosas que quieres decirle al mundo, mensajes o declaraciones que no sabes albergar en algunas sencillas palabras.
Cada instrumento propone caminos distintos para la expresión de las emociones. Para ello, mantén un primer contacto con aquéllos que te ilusionan. No hay nada como la cercanía para salir de dudas.
Sostén el instrumento en tus manos, evalúa las sensaciones que te produce su tacto, familiarízate con su peso, con la cualidad de sus materiales. ¡Deja que el instrumento te hable! Trata de emitir algún sonido (¡aunque todavía no hayas dado una sola clase!) Escucha atentamente los sonidos producidos y analiza si alguno de ellos te ha hecho sentir algo especial.

4. Considera de qué tiempo dispones
El dominio de un instrumentos requiere de disciplina, mucha práctica y dedicación y una sólida voluntad y capacidad de sacrificio. Por ello, necesitas disponer de un mínimo de tiempo para dedicarlo a la práctica diaria. Considera cuánto tiempo puedes dedicarle semanalmente al estudio del instrumento. Habla de ello con algún profesor.
Y recuerda que, en última instancia, se trata de emocionarse y emocionar. El instrumento que elijas es sólo la herramienta que lo hará posible. Todo lo demás, dependerá de ti.
