Violín

El violín, tal vez uno de los instrumentos de cuerda más conocidos, debe su origen a las violas características del medievo, especialmente a la fídula.

Se trata del benjamín de la familia de los instrumentos de cuerda clásicos, compartiendo buena parte de sus características con la viola, el violonchelo y el contrabajo.

El violín ostenta hoy en día el honor de ser uno de los instrumentos más destacados en la música sinfónica, ya que tiene un papel preponderante dentro de las orquestas y las formaciones de música de cámara. Su sonido, a medio camino entre enigmático y metálico, su inigualable capacidad interpretativa (con una capacidad de fraseo al alcance de muy pocos instrumentos musicales), o la versatilidad del instrumento, son sólo algunos de los atributos que han propiaciado su ascenso a ese olimpo particular de los instrumentos musicales.

Partes del violín

A nivel estructural el violín consta de tres partes bien definidas.

  • Cabeza. Su función es la de sujetar las clavijas, con las que se regula la tensión de las cuerdas. La característica espiral que vemos en el extremo de los violines (llamada voluta) solamente tiene una función estética y, aparte de su forma más conocida, podemos encontrar violines con volutas muy trabajadas, representando cabezas de dragones o incluso personajes famosos de alguna época.
  • Mango. Se trata del lugar donde encontramos el diapasón, que es la zona donde el artista presiona con los dedos las cuerdas para obtener las diferentes notas. Por tanto, su papel es vital en aspectos como la interpretación.
  • Cuerpo. Zona donde encontramos la caja de resonancia del instrumento, que permite amplificar el sonido de las cuerdas. El cuerpo de violín está hueco y su fabricación supone uno de los puntos más delicados de todo el proceso constructivo. Una de las partes más características del cuerpo del violín es el alma, una vara de madera que se extiende a lo largo del interior de la caja de resonancia, perpendicular a las tapas que la cubre, y cuya influencia sobre el sonido que produce el instrumento es realmente notoria.

Además, encontramos otros elementos como las clavijas, el puente, el cordal, los tensores de afinación, la mentonera, el botón y, como no, las cuerdas.

Músico tocando el violín

Cómo se toca el violín

La forma en que coloca el violín el intérprete es una de las más características del mundo de la música. El instrumento se situa sobre la clavícula izquierda, sujetándolo por el cuerpo con la barbilla, de manera que la mano izquierda permita sostener el mango con la palma de la mano y colocar los dedos sobre las cuerdas. Esta postura se utiliza independientemente de si el músico es diestro o zurdo, ya que, aunque existen violines para zurdos, el número de músicos que lo emplean no es significativo.

El arco, sujetado con la mano derecha por un extremo se coloca con suavidad sobre las cuerdas y, mediante el deslizamiento que realiza sobre las mismas, se obtiene el sonido, modulándose gracias a la acción de los dedos de la mano izquierda, mientras ejercen presión sobre ellas.

Dependiendo del movimiento realizado por el arco se consiguen diferentes efectos sonoros, como el trémolo (cuando el arco se desliza de arriba a abajo con movimientos muy rápidos), el col.legno (cuyo efecto se consigue cuando se toca con la parte de madera del arco), el sul ponticello (al tocar con el arco prácticamente sobre el puente), o el sul tasto (tocando sobre el diapasón). O efectos realizados con los dedos, como el vibrato (realizando breves oscilaciones vibratorias con los dedos sobre las cuerdas), o el glissando (conseguido con un movimiento de la mano izquierda arriba y abajo sobre las cuerdas).

Dónde se toca el violín

Si bien el uso más generalizado del violín lo encontramos en la música clásica (donde tiene un papel principal tanto en el ámbito sinfónico, como en la música de cámara), podemos encontrar la música de violín formando parte de otros estilos musicales.

Uno de los estilos más conocidos, ajenos al ambiente clásico, es la música celta, donde el instrumento se utiliza ampliamente en las agrupaciones musicales de estilo céltico y en la música irlandesa.

También podemos ver al violín en canciones de música country, destacando por sus intervenciones rápidas, interpretando las conocidas melodías características del estilo.

Incluso en alguna música de origen árabe podemos encontrar al violín, con la peculiaridad de que se toca apoyándolo en las rodillas del intérprete, en una posición similar a la del violonchelo.

Historia del violín

Uno de los orígenes estimados del violín se establece en Italia, a mediados del siglo XVI. Aunque algunos estudios relacionan el violín con cierto instrumento de forma parecida que se ha documentado en la India del siglo XII. Sin embargo, no ha podido establecerse aun una relación directa entre ambos instrumentos y sigue siendo todavía una hipótesis que manejan los estudiosos del tema.

Sabemos que el violín se forjó, tal y como lo conocemos actualmente, en ciudades italianas como Cremona durante el siglo XVI. Fue entonces cuando la fabricación de violines inició su esplendor y creó varias escuelas cuyo renombre sigue intacto en nuestros días, como Amati o el famosísimo Stradivarius.

Si bien en la actualidad se ha convertido en uno de los instrumentos más importantes del mundo sinfónico, en su origen era considerado un instrumento «de calle», destinado a los bailes populares. Pero con la llegada del Barroco la fama del instrumento creció de manera considerable y rápidamente ocupó una posición destacada en las formaciones musicales, extendiéndose prácticamente a todo el mundo, no sólo como parte integrante de las formaciones sinfónicas, sino como instrumento destacado dentro de la música de distinto floklore, como puede ser la música tradicional irlandesa, o alguna música árabe, con la particularidad, aquí, de que el instrumentista toca con el violín apoyado en su rodilla, en una postura muy similar a la adoptada para tocar el violonchelo.